Patagosaurus fariasi
En el límite entre los períodos Triásico y Jurásico, por causas aún desconocidas, desapareció la mayor parte de estos dinosaurios de tipo “arcaico”, así como muchos otros reptiles no-dinosaurianos. En este período, el Jurásico, que se extenderá entre los 206 y los 144 millones de años antes del presente, el “supercontinente” de Pangea comenzará a dividirse en dos grandes territorios (también considerados supercontinentes): por un lado Laurasia (en el hemisferio norte) y por otro Gondwana (en el hemisferio Sur), en el cual se incluía lo que hoy es Sudamérica.
Aquí los dinosaurios comenzarán a diversificarse y será en este período en donde las formas más extravagantes y de mayor tamaño comenzarán a hacer sus primeras apariciones.
A mediados del Jurásico, en el centro de la provincia de Chubut, una serie de grandes precipitaciones de ceniza (producto de una importante actividad volcánica) sepultó a una gran cantidad de dinosaurios, que millones de años después fueron encontrados por paleontólogos. Uno de ellos era el Patagosaurus fariasi: un dinosaurio de unos 10 metros de longitud, que pertenecía al grupo de los llamados dinosaurios saurópodos o de “cuello largo”. Al igual que el resto de sus parientes, el Patagosaurus tenía el cuello y la cola extremadamente largos y una cabeza muy pequeña. Su boca estaba armada de pequeños dientes en forma de hojas, aptos para arrancar las hojas de los árboles de los cuales se alimentaba. Las patas eran macizas y columnares, semejantes a las de los elefantes, y se encontraban espectacularmente adaptadas para soportar el gran peso del animal. Más aún, a lo largo de toda la columna de vértebras se observan numerosas estructuras que permitían el anclaje de músculos especiales, posiblemente útiles a la hora de mantener de pie a tan pesado animal. El hallazgo de de Patagosaurus jóvenes y de ejemplares totalmente adultos en un mismo yacimiento nos indica que estos dinosaurios habrían convivido en grupos familiares.