El retrato de Angeline también es francés, y poseemos el nombre del fotógrafo y el detalle de su realización: en el reverso se lee el nombre de la niña (el apellido no se entiende) y también que fue hecho en Caen, el 4 de agosto de 1866. La fotografía puede lograr eso: captar un momento y detenerlo en el tiempo. Podemos explorar con la mirada y con la imaginación ese instante en que Angeline miró a la cámara, apoyó su mano en las flores como posiblemente le sugirió el fotógrafo y fue fijada en un negativo por las propiedades casi mágicas de la luz.

El formato de la imagen que se muestra en esta pantalla no es el original ya que ha sido modificado por necesidades de diseño.