Carlos Enrique Pellegrini.
Acuarela y temple, 29 x 24,5 cm.
Hacer retratos fue el modo que el francés Carlos Enrique Pellegrini (1800-1875) encontró para subsistir en Buenos Aires: no importaba si eran individuales o grupales, de frente o de perfil, de ¾, de personas sentadas o de pie, en lápiz, tinta china, acuarela, o, en menor medida, al óleo (en realidad, por varios motivos, el artista prefería la acuarela: con ella se trabajaba rápido, era una técnica impecable y de costos bajos). Su destreza en la tarea no era poca: él mismo escribía a su familia, que estaba en Francia, sobre el parecido físico que lograba en cada uno de los retratos que realizaba.
Entre ellos se cuentan los de varios miembros de la familia Masculino, empezando por el de don Manuel y el de su esposa, María Jesús Escudero de Masculino. Manuel Masculino se había convertido en una figura destacada en la sociedad porteña, pues su tienda de peinetones era un espacio asiduamente visitado por las damas de la ciudad. Después de los retratos de los padres, Pellegrini retrata al hijo de ambos, llamado Manuel Bernardino. Sentado y con una pose relajada, este joven luce con elegancia su traje y guantes a la moda.