Bagnante seduta, de Antonio Tantardini

Mármol. 130 x 68 x 66 cm.

Si comparamos el desnudo de Badii, de marcada abstracción, con la Bañista sentada, obra del italiano Antonio Tantardini (1829-1879), que se ubica en la corriente académica del siglo XIX, vemos cómo el mismo material traduce aquí las formas con absoluto naturalismo. El cuerpo se plasma con todos sus detalles, con minuciosidad; la actitud de sorpresa es absolutamente verosímil. Los elementos de la naturaleza que rodean a la bagnante también manifiestan con detalle sus texturas, incluyendo la sensación de agua en el primer plano. Es el acabado de la materia lo que determina las sensaciones de opacidad y brillo que captan nuestros ojos y nos transmiten las características de estos elementos. Así, se pueden ver las huellas de las herramientas con las que el artista trabajó en las superficies rugosas que proyectan sombras sutiles y contrastan con otras, de mayor grado de pulido, que lucen satinadas, e incluso brillantes, según las alcance la luz.