ca. 1830. Carlos E. Pellegrini.
Con una perspectiva central que nos lleva directamente al altar, el artista nos introduce en la serenidad de la iglesia Catedral. Se hacen evidentes los trazos negros del grafito de los lápices ingleses que el autor había traído a Buenos Aires y que economizaba con tesón.
La amplitud del espacio sagrado incluye a una serie de mujeres que oran dirigiendo sus miradas hacia el altar mayor. Han llevado sus alfombras, y sobre ellas se arrodillan para rezar con devoción. Lucen sus mantillas negras o peinetones, de moda por esos años. Los hombres, de pie, acompañan a las damas.
La nave central está ornamentada con banderas de distintos orígenes. Algunas de Brasil, otras de la guardia nacional, y hasta la bandera del regimiento escocés 71.