Encargado al artista en 1912 e inaugurado en la ciudad de Buenos Aires en 1926, el monumento al General Alvear nos acerca a la concepción tradicional del monumento del siglo XIX. Podemos observar sus rasgos generales a través de la maqueta: la posición del caballo, rígida y erecta, acompaña la actitud del general que aparece representado como un héroe triunfante, con pleno dominio de sí mismo y exitoso en la campaña militar.
La idea de monumento como jerarquización de figuras ilustres, el lenguaje formal empleado dirigido a la descripción y a la lectura clara del mensaje que se quiere transmitir marcan distancias con otras concepciones escultóricas del siglo XX, ejemplificadas en nuestra colección en la obra de Marino Marini.