Bronce patinado. 49 x 44 x 50 cm. Colección Mercedes Santamarina.
Con el monumento a Balzac, Rodin acentúa su distancia con respecto al arte académico y, de este modo, provoca el rechazo de la Sociedad de Escritores, que había encargado la obra. El MNBA posee uno de los estudios para la cabeza de dicha estatua, donde el artista plasma su concepción sobre el arte escultórico y la idea de monumento. Así, subordina la materia a deformaciones expresivas: en la Cabeza monumental de Balzac, la profundidad de la mirada es acentuada por las pupilas huecas y el cabello que se distribuye asimétricamente.
El monumento tradicional exige respeto al aspecto físico de la figura encumbrada que se conmemora. Sin embargo, a fines el siglo XIX, Rodin da la espalda a esta premisa exaltando la personalidad del escritor mediante estas alteraciones a los cánones de reconocimiento.