El boceto de Subercaseaux

Boceto preliminar realizado por Subercaseaux, enviado a Carranza hacia mediados de 1909.

En la obra Mariano Moreno en su mesa de trabajo, el prócer se ve sin marcas de viruela en la cara, de aspecto apasionado y ceño preocupado: ya no queda nada de aquellas primeras imágenes. No es por cierto producto del espontáneo trazo de Pedro Subercaseaux Errázuriz, el artista que lo pintó, sino de los desvelos de Adolfo Carranza que, cuando encarga el retrato en 1908, le escribe: “…mucho me complacería se animase a hacer un retrato al óleo del doctor Mariano Moreno, digno de él y del centenario de Mayo. Paréceme que podría representarlo de cuerpo entero, sentado en su mesa de trabajo, de noche, en actitud de escribir algún asunto grave y que le muestre meditando lo que deba expresar su pluma. Tengo elementos que le servirán para ese cuadro…”. El Moreno que vemos es entonces el que surge de las páginas de Vicente Fidel López: “ardiente como el fuego y vivaz como la luz”.

En julio de 1909, Carranza le responde a Subercaseaux a propósito del envío: “He recibido el boceto del cuadro de Moreno y San Martín. El de Moreno es muy bueno y ojalá al hacerlo en grande puedan aparecer los ojos con la mirada singular e intensa que tiene el boceto. Es preciso que salga parecido con el retrato que Ud. tiene”.[1]

El formato de la obra que se muestra en esta pantalla no es el original ya que ha sido modificado por necesidades de diseño.

[1]MHN. Archivos. Caja nº 23.