1892. Ángel Della Valle.
Esta obra de Ángel Della Valle (1855-1903) es quizás una de las más significativas desde el punto de vista del mensaje que quiere transmitir. La vuelta del malón (1892) describe el regreso de los indios con el importante botín, destacando su salvajismo y la barbarie sin límites. El artista parece definir ese botín y nos hace una enumeración para alertarnos: la cruz, el cáliz, la vestimenta del sacerdote, la Biblia, las cabezas de las víctimas, la valija, los caballos y, sobre todo, la presencia de la mujer blanca cristiana –la cautiva- indefensa y robada por el indio. Esta imagen de la cautiva, desarrollada en la literatura por Esteban Echeverría, fue tema de algunos otros pintores.
Aquí, claramente el pintor está haciendo una obra de propaganda: la barbarie identifica al indio, la civilización a la víctima, es decir, al hombre blanco. A varios años de finalizada la llamada “conquista del desierto”, la obra intenta rescatar del pasado el tema del malón para justificar la masacre de los indígenas a manos de los blancos.
En la imagen, el malón avanza hacia el primer plano con fuerza arrolladora mientras los incendios en la lejanía revelan de dónde vienen los indios y las consecuencias de su paso por el lugar.