1914. Mario Canale.
Óleo sobre tela, 195 x 212,5 cm.
En un momento en el que se iban consolidando las instituciones artísticas del país, Mario Canale (Vicenza, Italia 1890 – Buenos Aires, 1951) desplegó una amplia actividad en ese campo como docente, grabador y director de Athinae (1908-1911), una de las revistas más importantes dedicadas al arte.
La obra elegida corresponde al período en que el artista busca definir un estilo propio y presenta elementos autorreferenciales: el retrato grupal podría interpretarse como un homenaje a sus compañeros de ruta, es decir, amigos y colegas a los que reunía los viernes por la noche en su casa para discutir sobre arte e indagar diferentes técnicas del grabado.
El trabajo con empastes, las texturas rugosas, las sombras coloreadas manifiestan su adhesión a recursos pictóricos que resultaban ajenos a la formación académica. Por otra parte, la composición unitiva (es decir, los protagonistas se subdividen en grupos de variadas actitudes y gestos, y sin embargo están entrelazados conformando una composición unificada) revela un conocimiento de las normas clásicas. El sillón rojo es el elemento de enlace de los seis personajes: cuatro de ellos están absortos en la contemplación de libros de grabados, mientras un joven les da la espalda para mirar otra imagen. Finalmente, un sexto personaje, con la mirada ausente, cierra el conjunto. Entre las personalidades que se han identificado en el grupo están Walter de Navazio (1887-1921), Valentín Thibon de Libian (1889-1931), Hugo Garbarini (1892-1968) y Rogelio Yrurtia (1879-1950), jóvenes que constituían la bohemia porteña de esos años. En la pared de la habitación (tal vez, el taller del artista) cuelgan diversos cuadros. La historiadora María Isabel Baldasarre ha reconocido en uno de ellos un posible retrato de Eduardo Sívori, ya anciano, maestro admirado por el pintor.