Un alto en el campo

1861. Prilidiano Pueyrredón.
Óleo sobre tela, 75,5 x 166,5 cm.
Donación Alberto López.

Una serie de personajes detiene su marcha a la vera del camino para descansar: se ve  a mujeres que toman mate, hombres que esperan que los caballos pasten, padres que ayudan a sus hijos a subir a la carreta, jinetes. Todos reposan en torno a la sombra del ombú que impone su presencia y sobre cuyo tronco Prilidiano Pueyrredón (1823-1870), su autor, ha dejado su firma y la fecha de la obra.

Caballos y carretas eran los medios de transporte fundamentales para el uso cotidiano antes de la llegada del ferrocarril. Los viajeros descansando y preparándose para seguir una larga travesía eran un tema que los artistas holandeses habían trabajado ya en el siglo XVII. Aquí, sin embargo, es el paisaje de la pampa y la inmensidad de su territorio lo que Pueyrredón quiere destacar. Y lo hace utilizando un formato particular, como lo es el rectangular apaisado, que parece acentuar el sentido de la llanura. La línea de horizonte es trazada por debajo de la mitad de la composición, lo que deja más espacio para el cielo.

Junto al ombú se ven un par de construcciones sencillas, de ladrillos de barro, y al lado aparecen sus dueños. Distintos animales acompañan la escena central –perros, animales de granja–, en los que el pintor se detiene, como también en otras descripciones anecdóticas: la señora que toma el mate, el niño que juega a caballo de las enormes raíces.

El formato de la obra que se muestra en esta pantalla no es el original ya que ha sido modificado por necesidades de diseño.